BESALÚ. Día 2. Visita guiada.


5 de octubre de 2014

Nuestro segundo día en Besalú nos levantamos relativamente temprano, con ganas de aprovecharlo al máximo. Habíamos visto en la previsión meteorológica que llovería desde bien temprano, así que cuando salimos al balconcito de la habitación y vimos el sol que hacía no nos lo pensamos dos veces: saldríamos inmediatamente y aprovecharíamos para ver el pueblo con buen tiempo tanto como pudiéramos.


Aquel día teníamos contratada una visita guiada, así que dimos algunas vueltas por el pueblo antes de que esta diera comienzo. Lo primero que hicimos fue dirigirnos a la calle del Pont Vell (calle del Puente Viejo), donde encontramos un montón de tiendas de artesanía que, personalmente, me encantaron :)


Al final de la calle se encuentra el puente románico. Ya lo habíamos visto el día anterior desde el mirador, pero en esta ocasión queríamos cruzarlo para tener una nueva perspectiva del pueblo.


Como todavía faltaba un buen rato para que comenzara la visita guiada, entramos al Museo del Embutido, en la Plaza de la Llibertat, para hacer tiempo. Este, de entrada gratuita, se visita de manera muy rápida, y en él se explica cómo se producen tradicionalmente los embutidos de esta zona. Al final del recorrido es posible degustar y comprar todas las especialidades que se deseen. ¡No sabéis lo bien que olía! :P


¡Y por fin llegó la hora de la visita! Acudimos a la Plaza dels Jueus, el punto de encuentro, y durante una hora Montse, una guía estupenda, nos explicó la historia del pueblo y nos descubrió rincones increíbles que nosotros todavía no habíamos visto.

El nombre del pueblo procede de la palabra celta Bisuldunum, la cual significa «fortaleza entre dos ríos», y es que Besalú está situado justamente en la confluencia entre dos ríos: el Fluvià y el Capellades. Hay pruebas de que hubiera vida en el territorio antes de los romanos, pero el periodo de más importancia fue el que comprende los siglos del IX (momento en que se independizó de Francia) al XII. Besalú era uno de los siete condados y el que mejor situado estaba, por eso era tan rico.

Besalú contaba con una importante comunidad de judíos: para que os hagáis una idea, en un pueblo de 1000 habitantes había 200 judíos, lo cual supone un 20% de la población. Con la llegada de la peste negra se les acusó de contaminar el agua y, siguiendo la bula papal, les obligaron a vivir en un espacio delimitado: el call (la judería). Las calles de esta zona del pueblo son muy estrechas, y es que al tener que vivir tantas personas en un espacio tan delimitado tenían que aprovecharlo al máximo. Por ello, construían «a lo alto» y no «a lo ancho».

Una vez puestos en situación, comenzamos a recorrer el pueblo, y comenzamos por la Plaza dels Jueus (Plaza de los Judíos), donde estábamos en ese momento. Allí se encontraba la puerta de los judíos, que daba al río Fluvià. En la plaza estaba situada la sinagoga, que data del siglo XIII. Esta se descubrió en las excavaciones que se llevaron a cabo a finales de 2002, y gracias a los cimientos que encontraron es posible delimitar los espacios del edificio. En la Plaza dels Jueus también es posible visitar el Micvé (baños judíos), descubiertos en 1964 de forma fortuita. Se trata del pequeño tesoro de Besalú, y es que es el primer edificio de estas características que se ha encontrado en España y el tercero que se ha descubierto en Europa.

Plaça dels Jueus (izquierda) y Micvé (derecha)

A continuación Montse nos habló del puente románico. Este aparece documentado desde el siglo XI y, desde entonces, ha sufrido algunas destrucciones. En el siglo XIV quedó completamente destruido debido a una riada y durante la Guerra Civil fue dinamitado. Obviamente, en ambas ocasiones fue reconstruido. La torre de defensa que se encuentra más o menos en la mitad del puente servía, en la Edad Media, para pagar el pagus condal si se quería acceder al pueblo. En 1881 esta fue derribada, pero en el siglo XX se reconstruyó a imagen y semejanza de la original.

Tras callejear un poco más por el pueblo, visitamos el Monasterio de Sant Pere, el cual tuvimos la suerte de ver completamente solos y del que ya os hablé en la entrada anterior.


Y así terminamos esta interesantísima visita guiada. Duró solamente una hora, pero fue una hora de lo más completa y aprovechada. Sin duda, aprendimos muchísimo sobre Besalú. A continuación fuimos a comer de nuevo a L'Arcada y, poco después, cogimos el autocar de vuelta a casa.

Si habéis estado en Besalú, estaréis de acuerdo conmigo en que es uno de los pueblos más bonitos de Cataluña y que más merece la pena conocer. Y si no habéis estado... ¿a qué estáis esperando? :)


SIGUIENTE DESTINO:
MADRID Y TOLEDO


2 comentarios:

  1. Qué sitio tan bonito!!!!!!!!!!!
    La tienda de artesanía me ha parecido adorable :).
    Y también me encantan esos tours guiados, se disfruta mucho más de la ciudad cuando se sabe más sobre ella, sus historias y sus leyendas. Se aplica a cualquier sitio jaja.

    Un bes muy fuerte!

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    1. Los tours guiados son muy recomendables, no solo para cuando quieres hacerte una idea de la ciudad cuando la visitas con poco tiempo, sino para aprender cosas de su historia y entender mejor lo que ves. Cada vez soy más partidaria de hacer walking tours y visitas guiadas allá donde voy! =P No sé por qué he tardado tanto en hacerlos...

      Un besazo!

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