SAN SEBASTIÁN. Día 2 (II): La Concha, Ondarreta y el Monte Igeldo.


1 de marzo de 2016 (tarde)

Una vez llegamos de Hondarribia no quisimos desaprovechar que había salido EL SOL, el cual al caer la tarde le daba un toque de luz a Donosti de lo más especial y que nos presentó una ciudad totalmente distinta. Sin duda, era el momento de volver a acercarnos a la playa de La Concha y disfrutar de unas buenas vistas al Cantábrico.



El día anterior
nos habíamos quedado en el paseo de La Concha, así que decidimos retomar nuestro itinerario desde allí para ver todo lo que nos faltaba hasta llegar al Monte Igeldo. Bordeamos la bahía y, antes de llegar a la tercera y última playa de la ciudad, Ondarreta, encontramos el Palacio de Miramar en lo alto de una colina. Este fue construido a finales del siglo XIX por orden de la reina regente María Cristina y era la residencia de verano de los monarcas. A pesar de que el palacio es precioso, lo mejor de todo fue sentarse en sus jardines y contemplar desde allí la bahía al caer la tarde.


A continuación llegamos a la playa de Ondarreta, la más occidental de las tres playas de San Sebastián, y sin más dilación fuimos a coger el funicular para subir al Monte Igeldo (3,15 € i/v) antes de que lo cerraran. Encontramos la pequeña estación sin problemas y el funicular llegó bastante rápido, así que enseguida pudimos disfrutar de las magníficas vistas que hay desde allí sobre la bahía de La Concha. Sin duda, una panorámica sin igual.


En el Monte Igeldo también hay un parque de atracciones que es el más antiguo del País Vasco (data de 1911), pero en aquel momento estaba en mantenimiento. Como ya no había nada más que hacer por los alrededores, hacia las 17:30 h cogimos el funicular para volver a bajar antes de que lo cerraran. Una vez abajo decidimos acercarnos al Peine del Viento —el conjunto escultural de Eduardo Chillida—, que está justo al lado. Sin embargo, el paseo estaba cortado y no pudimos verlo.

Al final la tarde había dado bastante de sí, ya que pudimos ver la parte que nos faltaba de la ciudad (a excepción de la Parte Vieja) y encima con sol y un cielo claro. Más no podíamos pedir :) Así pues decidimos dejarlo ahí e ir caminando hasta el hotel. Al día siguiente iba a llover por todo el País Vasco y como esa tarde habíamos hecho lo que pensábamos hacer al día siguiente no teníamos ni idea de qué hacer, así que nos tocaba investigar un poquito. Finalmente, tras mucho sopesar... nos decantamos por Zumaia. ¿Acertaríamos?

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Día 3. Zumaia

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