POLONIA. Día 6 (I). Cracovia: Stare Miasto.


16 de agosto de 2016 (mañana)

Habíamos pasado una noche horrorosa. Entre el calor que pasamos al intentar dormir juntos en una cama de menos de 80 cm, los constantes ruidos del exterior y el chacachá del tren, nos despertamos muchísimas veces y no había manera de dormir más de una hora seguida. Al final, sobre las 6:20 h, al oír al azafato llamar a las puertas contiguas decidimos levantarnos y estar listos para cuando llegara el tren a Cracovia, nuestra primera parada en Polonia.

Llegamos a la estación Krákow Główny a las 7:30 h, y tras desayunar cualquier cosilla en el McDonald's de la estación nos dirigimos hacia el hotel, que estaba a tan solo diez minutos, en pleno Stare Miasto (el casco histórico de la ciudad). Al llegar nuestra habitación no estaba lista (contando que eran las 8:30 h de la mañana y que el check-in comenzaba a las 14:00 h era lo que nos esperábamos...), pero la recepcionista fue muy amable y nos cambió de habitación para que pudiéramos subir enseguida, lo cual agradecimos muchísimo porque matábamos por una ducha y por descansar un poco.

Una vez limpitos y un poquito más personas, a las 11:00 h salimos del hotel. Teníamos un walking tour por el casco histórico reservado a las 16:00 h, así que el plan era dar una vuelta por la zona a nuestro aire para ir conociendo los lugares que iban a enseñarnos y hacer todas las fotos que quisiéramos a nuestro aire. Comenzamos por la Plaza del Mercado (Rynek Główny), a cuatro pasos del hotel. Nos sorprendió que estuviera también taaan llena de gente, pensábamos: «¡Anda, si no somos los únicos guiris que se han venido a pasar las vacaciones de agosto a Polonia!». Pero en cuanto nos olvidamos de la muchedumbre que nos rodeaba y comenzamos a recorrer la plaza disfrutamos muchísimo del lugar.

Si hay dos edificios que destaquen en la Plaza del Mercado, esos son la Lonja de Paños y la Basílica de Santa María. Este último es uno de los monumentos más representativos de Cracovia, con sus dos torres desiguales y las leyendas que lo envuelven, de las cuales os hablaré más detalladamente en la próxima entrada.


Tras dar una vuelta de reconocimiento, rodeamos la Lonja de Paños y vimos que en la parte trasera de la plaza había un mercadillo con un montón de puestecitos en los que vendían productos artesanales, comida típica, dulces (¡incluidos los rollitos de canela! =D algo que con el hambre que teníamos ya a esas alturas no tardamos en degustar), souvenirs... Fue algo que no nos esperábamos, la verdad, así que nos entretuvimos un ratito dando un paseo entre los diferentes puestos.


Seguidamente entramos a la Lonja de Paños, un antiguo centro de negocios donde los comerciantes se congregaban para vender su mercancía. Durante los siglos XV y XVI aquí llegaban cantidad de productos exóticos, como especias o sedas, que los cracovianos intercambiaban por tejidos y sal. Actualmente continúa siendo «un centro de negocios» donde hay numerosos puestecitos a ambos lados de un largo pasillo y donde se pueden encontrar productos típicos de Cracovia, desde objetos religiosos, ámbar y productos de artesanía variados hasta souvenirs de todo tipo.


En la Plaza del Mercado también vimos la Iglesia de San Adalberto (tan pequeñita en comparación con los edificios que la rodean) y la Torre del Antiguo Ayuntamiento, única parte que se conserva de él.

Torre del Antiguo Ayuntamiento / Lonja de Paños / Iglesia de San Adalberto

Tras disfrutar de un buen rato en el centro neurálgico de Stare Miasto, seguimos con nuestra visita y nos adentramos en el Planty, una zona verde con forma de anillo que rodea todo el casco antiguo de Cracovia. El rápido crecimiento de la ciudad a principios del siglo XX provocó el desmantelamiento de la antigua muralla defensiva de Cracovia (de la que solamente se conservan a día de hoy 200 metros) y este espacio fue ocupado por este enorme parque.
 

Nuestras siguientes paradas fueron la Universidad Jagellónica y el Collegium Maius, el edificio universitario más antiguo de Polonia (data del año 1400), donde dimos un paseo por su precioso patio interior y sus jardines, de acceso gratuito. Actualmente alberga el Museo de la Universidad Jagellónica, donde puede verse una gran colección de instrumentos históricos utilizados para la astronomía, meteorología, cartografía, física y química. Dato curioso: uno de sus estudiantes más célebres fue Nicolás Copérnico.


Aquel día el cansancio hizo más mella en nosotros que de costumbre, así que decidimos que lo mejor era hacer un descanso o no aguantaríamos el walking tour de la tarde. Así pues, establecimos un nuevo plan: comer cualquier cosilla por los alrededores, descansar en el hotel y dirigirnos hacia la Barbacana y la Puerta de San Florián poco antes de comenzar el tour, ya que allí sería el punto de encuentro. Una vez ya en la puerta del hotel nos llamó la atención un pub que había en la misma calle: el Black Gallery Pub. Servían comida y tenía un beer garden, y como sentíamos curiosidad no nos lo pensamos dos veces y entramos.

 
La verdad es que el sitio nos gustó mucho, tanto por el ambiente, como por la decoración del jardincito como por lo bien, barato y abundante que comimos. Por 56 zl (unos 14 euros) comimos los dos y acabamos llenitos, así que no podíamos pedir más. Lo cierto es que de momento Polonia —y Cracovia en particular— nos estaba encantando, y nos moríamos de ganas de seguir explorando la ciudad por la tarde.

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