17 de agosto de 2016 (mañana)
Después de una noche de sueño reparador, nos levantamos tempranito y bajamos a desayunar. El plan del día estaba un poco en el aire: el día anterior nos planteamos la posibilidad de cambiar el itinerario que traíamos en mente y hacer dos walking tours seguidos para terminar de ver la ciudad, pero según la previsión meteorológica se avecinaba lluvia.
Iniciamos el recorrido junto a la Sinagoga Vieja en el barrio de Kazimierz, el barrio judío de Cracovia y una de las zonas que más sufrieron la invasión nazi durante la Segunda Guerra Mundial. Este fue fundado en el siglo XIV por el rey Casimiro III (de ahí su nombre) como una ciudad aparte que al cabo de los años terminó integrándose al centro de Cracovia debido a su cercanía, pues se encuentra a solamente 15 minutos a pie. Actualmente es una de las zonas más modernas y con más ambiente de la ciudad, un barrio popular entre los estudiantes tanto para vivir como para salir a cenar o de fiesta.
Pero ¿qué encontramos aquí? Pues principalmente sus siete sinagogas, de las cuales pueden visitarse seis. Una de ellas, la sinagoga Remuh, todavía continúa en activo, y la Sinagoga Vieja es la más antigua de Polonia. De la mano de la guía fuimos recorriendo varias de ellas, conociendo sus leyendas y la historia de este barrio y de la comunidad hebrea que lo habitó hasta la invasión nazi durante la Segunda Guerra Mundial.
A continuación cruzamos el río Vístula por el puente Bernatek para dirigirnos a Podgorze, el gueto de Cracovia donde fueron trasladados los habitantes judíos de la ciudad. Comenzábamos la parte más dura del tour, pero en mi opinión muy necesaria de conocer.
El gueto judío de Cracovia se creó en 1941 y funcionó como tal durante dos años. Tras hacer que los judíos de Cracovia abandonaran sus casas, fueron obligados a vivir allí en minúsculos habitáculos antes de ser deportados a los campos de concentración. El gueto era un espacio muy reducido: apenas 30 calles, 320 edificios para albergar a 15.000 judíos. Muchas familias convivían en una misma casa, tenían cartillas de racionamiento que les permitían ingerir solamente 300 calorías al día... Y si los cracovianos intentaban ayudar a los judíos del gueto les caía la pena capital. Al principio no era una zona amurallada, aunque posteriormente sí pasó a serlo para aislarlo de la ciudad, las puertas y ventanas fueron tapiadas y todas las entradas estaban vigiladas. Quién sabe si será casualidad o no, pero fijaos bien en la forma de los muros que rodeaban el gueto. ¿No os recuerdan a las lápidas de un cementerio judío?
Hay tres sitios que son de visita obligatoria en Pozgorze:
Plac Bohaterów Getta (Plaza de los Héroes del Gueto)
Era la plaza principal del gueto y donde se seleccionaba a los judíos que iban a llevar al campo de concentración. Actualmente la ocupa el monumento de las sillas, un homenaje a los judíos que fueron deportados y asesinados durante la Segunda Guerra Mundial. Son un total de 68 sillas, por los 68.000 judíos que vivían en Cracovia antes de la ocupación nazi.
En una esquina de la misma plaza se encuentra la Farmacia del Águila. Cuando se estableció el gueto, los alemanes recomendaron a los polacos no judíos que abandonaran Podgorze, pero el dueño de esta farmacia decidió quedarse a pesar de que le ofrecieron otros locales en otras zonas de la ciudad para trasladar su negocio. Esta farmacia, al igual que la Fábrica de Schindler, tuvo un papel muy importante en el gueto de Cracovia, ya que allí sus habitantes encontraban ayuda médica. Actualmente alberga una exposición en la que se puede conocer su interesante historia.
La Fábrica de Oskar Schindler
Seguro que habréis oído hablar de ella por la peli de Spielberg, La lista de Schindler. Esta era la fábrica de Oskar Schindler, un alemán afiliado del Partido Nazi que empleó a judíos que se encontraban en el campo de trabajo de Plaszow porque eran mano de obra barata. Tras adquirir consciencia de la realidad, del trato atroz que se les dispensaba a los judíos, dio cobijo a sus trabajadores en la fábrica, y logró proteger y salvar la vida a más de 1.200 judíos para que no acabaran en los campos de exterminio. Soy de esas personas raras que aún no han visto la peli y no puedo hablar con conocimiento de causa, pero según la guía la verdadera historia difiere bastante de la que nos cuenta Spielberg en la película.
Allí terminó nuestro recorrido por el barrio y el gueto judío de Cracovia, una visita interesantísima y tristísima pero que considero totalmente necesaria y os recomiendo sin dudarlo. No conoceréis del todo la ciudad si no vais, os lo garantizo.
Impresionante la entrada y las fotos.
ResponderEliminarEs un tema que me fascina y, desde luego, mucho de lo que nos cuentas nunca lo había visto (ni oído). Así que, gracias. Gracias por este rincón. Gracias por la información, por hacerlo tan didáctico e interesante.
Un beso.
Gracias a ti por pasarte por mi otro rinconcito, Lidia :) Sabes que eres más que bien recibida por aquí. La verdad es que Cracovia me fascinó y es una ciudad que desde que estuve animo a visitar, no solo es bonita y tiene encanto sino que tiene mucha historia. Por cierto, la guía nos comentó cuando nos habló de la Farmacia del Águila que el dueño llevaba un diario que se terminó publicando y se puede leer, pero creo que solo está disponible en inglés (por si te interesa). A ver si me hago con él, porque esta época y todo el tema del Holocausto a mí también me interesa mucho.
Eliminar¡Un beso!