POLONIA. Día 7 (II). Cracovia: Un tour diferente: descubriendo la comida polaca.


17 de agosto de 2016 (tarde)

Después de finalizar la visita de la Cracovia judía volvimos a Kazimierz, junto a la Sinagoga Vieja, donde íbamos a encontrarnos con el que sería nuestro guía en el segundo tour del día: el de comida típica polaca. Cuando lo descubrimos en la web de Free Walking Tour nos llamó mucho la atención, así que nos animamos a probar la verdadera comida típica de la mano de un guía local.



Por la mañana, esperando para hacer el primer tour, oímos a la guía hablando con una familia que había hecho precisamente esta visita hacía dos días, y decían que había sido genial, que Machete lo había hecho muy bien, que muchas cosas que habían probado estaban buenísimas... Y, qué queréis que os diga, yo al oír Machete pensé en este señor:


Pero no, nuestro guía era un chico muy simpático y campechano llamado Maciek pero que se hacía llamar Machete. Pues bien, durante tres horas y media Maciek nos acompañó por el barrio de Kazimierz y nos convenció para probar cosas que, de lo contrario, yo no habría probado ni loca.

Para empezar, os diré que me sorprendió la manera de enfocar el tour. No sé vosotros, pero al contratar un tour gastronómico pienso en ir a comer a un local en el que te van sirviendo poco a poco la comida, o quizá ir a dos o tres bares donde te sirven unas cuantas tapas aquí y otras en otra parte. Pues en este caso no fue así: recorrimos el barrio judío comiendo hasta en OCHO sitios distintos que el guía sabía que eran de calidad y típicos de verdad, ya fuera en las terrazas o en el interior, de pie en un mercadillo, por la calle, improvisando si Maciek veía algo que pensaba que sería curioso que probáramos... Y mientras tanto contándonos cosas sobre la comida y relacionándolo con la historia y la situación económica y política del país. No era para nada lo que nos esperábamos, pero precisamente por todo eso y por cómo lo organizó el guía nos gustó tantísimo y nos pareció más auténtico. Además, éramos un grupo muy pequeñito (cuatro personas más el guía), y el ambiente fue genial.

Y estaréis pensando: «Todo esto está muy bien, pero ¿qué habéis comido? ¿Qué se come (y se bebe) en Polonia?». Pues somos de esas personas que cuando hacen un tour se dedican a prestar atención y a disfrutar y no tenemos fotos, pero sí que tomamos buena nota de todo lo que íbamos metiéndonos entre pecho y espalda y os haré un breve resumen. Así, si vais a Polonia, ya sabréis las cuatro cosas básicas que hay que probar ;)

Los primeros platos que probamos fueron dos sopas tradicionales polacas, la de invierno y la de verano. La primera se llama zurek, y está hecha a base de harina de centeno, carne (normalmente salchichas), huevo cocido, cebolla frita y patata cocida. TOMA-YA. También es típica en muchos países de Centroeuropa (por ejemplo, la primera vez que yo la vi fue en Eslovaquia) y puede que muchas veces veáis que esta sopa se sirve dentro de una hogaza de pan, pero Maciek nos contó que esto más bien lo hacen para turistas. La segunda se llama barszcz, es tradicional tomarla en verano (aunque caliente) y se elabora con remolacha. La verdad es que las dos estaban muy buenas. Eso sí, eran hiperdensas y bien potentes.


Nuestra segunda parada fue en un mercadillo donde vendían de todo (comestibles, ropa, cosas varias...). Maciek nos dejó allí un ratín charlando mientras se iba a comprar lo que íbamos a comer y volvió con salchichas, queso, rábano «dulce» crudo, col y pepinillos fermentados. Cosas muy... curiosas. Unas nos gustaron más, otras nos gustaron menos. Como no te guste la col y los pepinillos lo llevas crudo en Polonia...

Pero de ahí nos fuimos a un sitio donde probamos los mejores pierogi que comimos en todo el viaje. Qué sabíamos nosotros el primer día, esto era otro nivel. Los pierogi son entretenidos de hacer (es como si nosotros cada vez que quisiéramos pasta rellena tuviéramos que hacerla), así que hay locales especializados en hacerlos para llevar: los pierogarnia. Allí comimos de patata y queso y de champiñones y col (los más típicos) y los acompañamos de un vasito de kompot, una bebida dulce hecha a base de fruta y especias.


De camino a nuestra siguiente parada Maciek vio, al pasar por delante de una panadería, algo de lo que nos había estado hablando, un dulce de su infancia: el helado caliente. Así que no se lo pensó dos veces y compró uno para cada uno. Yo no paraba de pensar: «¿Qué es el helado caliente? Tiene que ser supercurioso. Helado caliente, pues tiene que estar bueno». Pues no es más que los helados de chuche que todos hemos comido de críos :)




Y llegamos a la que era ya nuestra quinta parada, la terracita de una pastelería donde tomamos una pequeña porción de pastel de semilla de amapola. ¿Y por qué es esto típico? Pues porque es una flor que se cultivaba mucho en Polonia hasta que se prohibió por la llegada de la síntesis de la heroína en los 80 y 90. Para seguir con el momentazo dulce nos dio unos bombones de chocolate y leche caramelizada de la marca... Wawel ;)


¿Y qué toca después del postre? Vale, el café, me habéis pillado. Pero ¿y después? ¡La copita! Acto seguido nos fuimos a otro local donde tomamos un chupito de vodka con dos aperitivos: arenque y grasa (sebo de cerdo) con pepinillo fermentado. ¿Ñaaam...?





El tour ya se estaba terminando, y en nuestra penúltima parada probamos el bigos, el que se puede considerar el plato nacional de Polonia. Este está hecho de col agria y varios tipos de carnes.





Y por último... ¡la copita otra vez! Terminamos en un local donde tenían muchos tipos de vodka y de cerveza de calidad (que para algo son las bebidas alcohólicas más tradicionales de Polonia). Nos sirvieron cuatro chupitos de vodka artesanal de cuatro sabores distintos: dos dulces (de frutas del bosque y membrillo), uno seco (de flor de saúco) y uno amargo (de nuez).

Y aquí terminó el tour, y parece que no, pero con todo lo que picoteamos nos quedamos más que satisfechos. Durante toda la visita hubo muy buen rollo con Maciek y la otra pareja, así que terminamos tomándonos una cerveza los cinco (y luego otra más...). Ya veis que el ambiente fue inmejorable y el tour muy original y curioso. Nos lo pasamos genial y repetiríamos sin duda :)

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