13 de diciembre de 2015
Nuestro segundo y último día en Venecia nos levantamos aproximadamente a las 9:00 h. Tras rehacer el equipaje y recoger la habitación, bajamos a desayunar casi a última hora, y a pesar de que esperábamos encontrarnos con escasez de existencias, lo que nos encontramos fue un superdesayuno, el mejor que nos hemos encontrado jamás (solo comparable al de Milán). Así da gusto empezar el día ;)
A las 10:30 h, después de cargar bien las pilas, hicimos el check out. Habíamos pensado empezar el día viendo Venecia de un modo diferente: desde el agua. La recepcionista nos comentó que justo delante del hotel se cogía el vaporetto nº. 2, el cual recorría el Gran Canal y llevaba hasta San Marco, así que cogimos el siguiente que pasaba (7,50 € solo la ida). Peeero... nos equivocamos de dirección y en vez de pasar por Ca' D'Oro o el Ponte Rialto, pasamos por el Mercato Ortofrutticolo, Tronchetto... Lugares no especialmente bonitos, vamos. Y nosotros pensábamos: «Pero ¿adónde leches estamos yendo?», además de que hacía un frío de narices... Pero empezamos a acercarnos a la isla de Giudecca, a reconocer cosas, cosas bonitas, y por fin llegamos a San Marco. Tardamos una hora en hacer el recorrido, mientras que de haber cogido el vaporetto en la dirección correcta habríamos tardado mucho menos, pero bueno, al final no estuvo del todo mal. Lo mejor de todo fue, sin duda, ver el Palazzo Ducale y el Campanile a medida que nos aproximábamos a nuestro destino.
Una vez allí recorrimos un trocito de la Riva degli Schiavoni, vimos el Puente de los Suspiros desde lejos y, cómo no, hicimos un montón de fotos. Y es que no era para menos, todo a nuestro alrededor invitaba a sacar la cámara y disparar a todo lo que se nos ponía por delante...
El día anterior nos dejamos por ver dos sestieri, Castello y Dorsoduro, pero como estaban en direcciones opuestas y el que más nos interesaba era el último fuimos caminando hasta allí. Para llegar a pie cruzamos el Ponte dell'Accademia, y enseguida comenzamos a adentrarnos en sus calles.
Pero ¿qué nos encontramos después de callejear un poquito? La iglesia de San Barnaba, cuya fachada quizá os suene si habéis visto las pelis de Indiana Jones, concretamente la tercera: Indiana Jones y la última cruzada. Una parada obligatoria para todos los fans de la saga ;) Por si queréis hacer la comparación, en este link tenéis un fotograma de la peli.
Como ya era casi la hora de comer fuimos hasta el Campo de Santa Margherita, donde habíamos leído que se comía muy bien y bastante bien de precio. Tras dar una vuelta y ver los distintos restaurantes que podíamos encontrar allí elegimos el que más nos convencía: el Ristorante Pizzeria Pier Dickens. Ambos comimos muy bien y el precio fue correcto pero tampoco superbarato. Por un entrante para compartir, dos platos de pasta y sendas bebidas pagamos aproximadamente 35 €, aunque cabe decir que en esta ocasión sí que nos cobraron el coperto.
Después de comer seguimos callejeando por la zona, y nos encontramos con un mercadillo navideño con productos locales y hasta una pista de patinaje sobre hielo. Si hay algo que casi siempre se encuentra en este tipo de mercadillos es el vino caliente con canela, y Javi no dudó en comprarse un vasito para entrar en calor, porque imaginaos el frío y la humedad que hacía en diciembre ^^'
Caminando, caminando, llegamos de nuevo hasta San Marco, y no podríamos haberlo hecho en mejor momento, porque desde la orilla del Gran Canal pudimos ver la puesta de sol.
A esas alturas poco nos quedaba ya por ver, así que decidimos volver a coger el vaporetto para recorrer el Gran Canal. Esta vez cogimos el nº. 1 (y en la dirección correcta), así que pasamos una hora viendo desde el agua algunos de los edificios y lugares más emblemáticos y señoriales de Venecia, como Ca' D'Oro, Ca' Rezzonico, el Casino o el Ponte Rialto.
Así pusimos punto y final a este corto viaje a una de las ciudades más bonitas y románticas del mundo, y a pesar de que hizo mucho frío los dos días que pasamos allí fueron inmejorables.
El día anterior nos dejamos por ver dos sestieri, Castello y Dorsoduro, pero como estaban en direcciones opuestas y el que más nos interesaba era el último fuimos caminando hasta allí. Para llegar a pie cruzamos el Ponte dell'Accademia, y enseguida comenzamos a adentrarnos en sus calles.
Como ya era casi la hora de comer fuimos hasta el Campo de Santa Margherita, donde habíamos leído que se comía muy bien y bastante bien de precio. Tras dar una vuelta y ver los distintos restaurantes que podíamos encontrar allí elegimos el que más nos convencía: el Ristorante Pizzeria Pier Dickens. Ambos comimos muy bien y el precio fue correcto pero tampoco superbarato. Por un entrante para compartir, dos platos de pasta y sendas bebidas pagamos aproximadamente 35 €, aunque cabe decir que en esta ocasión sí que nos cobraron el coperto.
Caminando, caminando, llegamos de nuevo hasta San Marco, y no podríamos haberlo hecho en mejor momento, porque desde la orilla del Gran Canal pudimos ver la puesta de sol.
A esas alturas poco nos quedaba ya por ver, así que decidimos volver a coger el vaporetto para recorrer el Gran Canal. Esta vez cogimos el nº. 1 (y en la dirección correcta), así que pasamos una hora viendo desde el agua algunos de los edificios y lugares más emblemáticos y señoriales de Venecia, como Ca' D'Oro, Ca' Rezzonico, el Casino o el Ponte Rialto.
Así pusimos punto y final a este corto viaje a una de las ciudades más bonitas y románticas del mundo, y a pesar de que hizo mucho frío los dos días que pasamos allí fueron inmejorables.
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