SAN SEBASTIÁN. Día 1 (II): La Concha, los Jardines de Alderdi Eder y una de pintxos.


29 de febrero de 2016

Después de bajar del Monte Urgull por el muelle, llegamos al Paseo de la Concha. A pesar de ser un paseo largo, nosotros nos quedamos al inicio, pues lo recorreríamos al día siguiente con calma y sol. A esas alturas de la tarde ya estaba anocheciendo, y a pesar de que el cielo seguía nublado tuvimos la suerte de poder ver la puesta de sol desde allí. Eran aproximadamente las 18:30 h, así que debíamos aprovechar los pocos instantes de luz que quedaban para ver los alrededores.






En primer lugar nos acercamos al Ayuntamiento, un majestuoso edificio que se construyó en 1882 originalmente como casino, que acogía las fiestas de la Belle Époque, y que dio paso a su actual función en 1947. Como curiosidad cabe mencionar que a día de hoy todavía se pueden observar agujeros de bala en la fachada a causa de una batalla que tuvo lugar junto al edificio durante la Guerra Civil por los enfrentamientos entre nacionalistas y republicanos.


Justo delante del Ayuntamiento encontramos los Jardines de Alderdi Eder (literalmente, «lugar hermoso»). A pesar de que me imaginaba unos jardines muy extensos se trata de un espacio más bien pequeñito, pero aun así muy bonito y agradable para dar un paseo.



Desde allí seguimos paseando y enseguida llegamos al Centro Romántico, un barrio lleno de edificios de finales del siglo XIX, de arquitectura señorial y afrancesada. Si hay que destacar algún lugar serían la Plaza Guipúzcoa y la Catedral del Buen Pastor, de estilo neogótico, que gracias a su torre de 75 metros se convierte en el punto de referencia perfecto para encontrar esta zona.





Ya eran casi las 20:00 h, así que decidimos ir a cenar de pintxos antes de que se hiciera más tarde. Entre los bares que traíamos apuntados de casa y las recomendaciones que nos había hecho la recepcionista teníamos unos cuantos donde elegir, así que nos dirigimos a la Parte Vieja, que, ATENCIÓN, es famosa por poseer la mayor concentración de bares del mundo (¡casi na!). A pesar de que encontraréis bares a cada paso, las dos calles que se llevan la palma son la calle 31 de agosto y la calle Fermín Calbetón. Tuvimos la mala pata de encontrarnos La Cuchara de San Telmo y Borda Berri cerrados por ser el lunes su día de descanso y La Viña por estar de vacaciones T_T (me quedé sin probar sus megatartas de queso), pero sí que encontramos abierto el Bar Sport, así que esa fue nuestra primera parada. Pedimos dos pintxos de los que tenían en la barra que nos entraron por los ojos y además pedimos otros dos que eran la especialidad de la casa: el foie a la plancha y los chipirones. Mientras me comía el de foie no podía dejar de decirme mentalmente: «¡No pienses en lo que te estás comiendo, no pienses en lo que te estás comiendo!». Precio por los cuatro pintxos, una botella de agua y una copita de vino: 13,40 €.

Con lo que pedimos en el Bar Sport nos quedamos con hambre, así que en vez de pedir más pintxos allí decidimos seguir con nuestra minirruta y probar en otro bar. Cerca de allí encontramos La Cepa, y como tenía alguna mesa libre en la que poder sentarnos y estaba bastante llenito decidimos darle una oportunidad. En esta ocasión solamente cogimos un pintxo de la barra (todos se servían fríos) y preferimos pedir tres pintxos calientes: pimiento relleno de carne y dos croquetas. No estaban mal, aunque nos esperábamos que fueran más grandes. Sin duda nos quedamos con los del Bar Sport, donde además el ambiente nos pareció más animado y los camareros de lo más simpáticos y guasones. Precio por los cuatro pintxos y dos cañitas: 12,10 €.

Al salir de La Cepa decidimos ponerle punto y final al día. Para ser el primero en Donosti lo habíamos aprovechado bastante bien, y lo cierto es que nos convenía volver al hotel para descansar, ya que al día siguiente teníamos pensado hacer una excursión a Hondarribia. ¿Qué nos depararía ese pueblecito del que tan bien habíamos oído hablar? =)

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